¿Influye el apego en las relaciones de pareja?
Apego y relaciones de pareja
El patrón de apego desarrollado durante la infancia resulta ser un buen predictor de la manera de interactuar con las otras personas durante la edad adulta
Cuando hablamos de apego, nos referimos a la vinculación afectiva que, desde un primer momento, se establece entre un niño y sus padres o cuidadores. Tendrá gran influencia en el desarrollo psicológico y en los patrones de relación del menor con las demás personas a lo largo de su vida y partirán de aquellas experiencias que le hicieron o no desconfiar, integrarse o aislarse, etc. De ahí su importancia dado que, como ya se ha indicado, generará en los pequeños una manera de percibir el mundo que no se limitará a la relación entre padres e hijos, repercutiendo de manera reiterada, incluso, en sus relaciones de pareja en el futuro.
Apego y relaciones de pareja
Al hablar de patrones de apego, diferenciamos tres tipos:
- Apego seguro: lo formarían los niños que han aprendido que sus cuidadores no les van a fallar, que están presentes cada vez que les necesitan. Habría buen entendimiento y comunicación entre adultos y menores, así como coherencia entre las expectativas de ambos.
En la vida adulta, las personas que han tenido este tipo de apego, en general, podrán llevar una vida independiente sin prescindir de sus vínculos afectivos.
Apego y relaciones de pareja
- Apego ambivalente: lo constituirían niños que crearon un patrón de inseguridad en relación a la incondicionalidad de sus figuras de apego, temiendo el abandono. En este caso, se busca la aprobación constante y la preocupación se basa en la necesidad de garantizar la presencia de esas figuras.
Durante la adultez, es posible que estas personas teman constantemente que su pareja o amistades no les quieran realmente y, a su vez, siempre esperarán recibir más de ellas. Cabe señalar que este tipo de apego podría dar lugar a la llamada dependencia emocional.
- Apego evitativo: aquí, se enmarcarían niños que no pueden contar con sus cuidadores por falta de tiempo o capacidad para poder ayudarles. Se trataría de niños que han aprendido a sobrevivir sin sus figuras de referencia y, en consecuencia, han aprendido a no expresar ni entender las emociones de los demás, llegando a evitar las muestras de afecto y profundizar en las relaciones sociales. Se hablaría de una falsa autonomía que escondería tras de sí una estrategia aprendida que tendría como objetivo evitar el sufrimiento.
Con la llegada de la adolescencia o mayoría de edad, las personas que han convivido con este patrón de apego tenderían a mostrar distanciamiento y/o rechazo en las interacciones, teniendo dificultades para expresarse abiertamente y mantener relaciones satisfactorias.
Tras esta revisión sobre los tipos de apegos, se debe señalar que suelen ser estables a lo largo de nuestra vida y, tal y como hemos comprobado, conllevan una tendencia en el modo de interactuar con el resto. Es por ello por lo que cobra importancia la creación de estilos de apego seguros en los más pequeños, que garanticen su bienestar tanto presente como futuro.
Apego y relaciones de pareja
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