¿Cuándo debo pedir ayuda a un psicólogo?
¿Cuándo debo pedir ayuda a un psicólogo?
Cuanto antes tomemos medidas, antes podremos poner en marcha las acciones necesarias para cambiar nuestro estado actual e, incrementar, en consecuencia, nuestro bienestar
Cuando nos enfrentamos a ciertas situaciones, no siempre resulta sencillo valorar cuándo podemos requerir ayuda psicológica y, en consecuencia, tendemos a esperar a que ese estado disminuya para decidirnos. Pese a lo que solemos pensar, muchas veces lo único que conseguimos con ello es acentuar la sintomatología y nuestro malestar con lo que, cuanto antes tomemos medidas, antes podremos buscar soluciones y poner el freno a esos pensamientos o estados en los que podamos encontrarnos.
¿Cuándo debo pedir ayuda a un psicólogo?
A continuación, veremos una serie de indicadores que pueden darnos pistas de que algo no está bien en nuestra vida. Éstos podrían ser:
- Nuestro estado nos está afectando reiteradamente en nuestro día a día en, al menos, alguno de los ámbitos de los que formamos parte: familiar, social, laboral, académico, etc. Lo que pensamos, sentimos o hacemos nos está generando malestar o sufrimiento y puede, incluso, estar perturbando a quienes nos rodean.
- Apatía y desgana ante cosas o actividades que antes te gustaban.
- Creencia de que nuestras emociones tienen las riendas sobre nosotros. Podemos sentir que estamos más irritables, que perdemos el control con facilidad o que tenemos cambios bruscos de humor.
¿Cuándo debo pedir ayuda a un psicólogo?
- Sentimos mucho nerviosismo o ansiedad en situaciones en las que anteriormente no sentíamos, al menos, con esa intensidad. Es evidente que siempre hay situaciones que nos pueden generar más nervios de los habitual como, por ejemplo, un examen. Sin embargo, en este caso, se trataría de situaciones relativamente recurrentes en las que, en la actualidad, notamos unos niveles muy elevados de ansiedad.
- Notamos un estado de ánimo más bajo de lo que estamos acostumbrados a tener, que se mantiene a lo largo de los días.
- Nos sentimos más cansados de lo habitual, con dolores de cabeza o palpitaciones, que no están justificados por una causa médica.
- Tenemos dificultades para conciliar el sueño o mantenerlo o, simplemente, para descansar.
- Sentimos que estamos teniendo dificultades en las relaciones con las demás personas y es algo que no sabemos cómo afrontar.
- Estamos pasando por un duelo o ruptura de pareja y no sabemos cómo abordar la nueva situación.
- Nos planteamos un objetivo personal pero no sabemos qué pasos seguir para alcanzarlo.
Para terminar, debemos señalar que ir a terapia tiene muchos beneficios más allá de los que podamos pensar de primeras. No sólo nos permite superar circunstancias difíciles sino que, también, puede ayudarnos a mejorar nuestro bienestar y calidad de vida.
¿Cuándo debo pedir ayuda a un psicólogo?
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