¿Son apropiados los contenidos televisivos para los adolescentes?
La televisión es un agente socializador, que actúa como modelo para los jóvenes, promoviendo creencias, valores y normas sociales mediante personajes e historias ficticias
A pesar de los diversos medios de comunicación con los que contamos en la actualidad, la televisión sigue siendo el preferido a la hora de entretenernos y, en concreto, las series y las películas en el caso de los adolescentes. Además, supone un fuerte agente de socialización para éstos, ya que influye en la trasmisión de un estilo de vida, así como en la adquisición de normas sociales, creencias y valores. Todo ello mediante personajes e historias ficticios que actúan como modelos a seguir.
Por ello, resulta importante supervisar y/o conocer los contenidos de las películas, programas o series preferidas de nuestros hijos con la finalidad de valorar si, verdaderamente, son o no aptos para ellos. Dicho esto, podríamos pensar: ¿acaso la programación no tiene una clasificación en función de las edades? Es aquí cuando nos hacemos conscientes de que, en la mayor parte de los casos, la programación se encuentra polarizada: o los contenidos son infantiles o, bien, se dirigen mayormente a un público adulto, hecho que suele ocurrir en horario de máxima audiencia, donde el objetivo es abarcar el mayor número de espectadores.
Partiendo de lo expuesto con anterioridad, veremos algunos mensajes que se transmiten habitualmente en este medio de comunicación (López et al., 2011):
- Competitividad
- Consumo: “tener es poder”
- Culto al cuerpo y a la belleza
- Falta de compromiso y de respeto intergeneracional
- Individualismo
- Infravaloración del intelecto
- Inmadurez en los adultos y excesiva madurez en los niños
- Ley del mínimo esfuerzo: “conseguir todo, sin hacer nada”
- Sexismo
- Violencia como recurso
Sin embargo, aunque en nuestro país no es algo recurrente, la televisión puede utilizarse con el objetivo de promover valores positivos y prevenir conductas de riesgo, añadiendo contenidos educativos a elementos televisivos. De esta manera, se logra acceder con cierta facilidad a los más jóvenes puesto que los mensajes no son tan obvios como podrían serlo los transmitidos por diferentes campañas de salud pública sobre el alcohol o el consumo de sustancias, por ejemplo (Brown y Walsh-Childers, 2002).
Referencias bibliográficas:
- Brown, J.D. y Walsh-Childers, K. (2002). “Effects of Media on Personal and Public Health” en Media Effects: Advanced in Theory and Research. 2nd ed. New Jersey: LEA: 453-488.
- López, N. et al. (2011). Preferencia juvenil en nuevos formatos de televisión: Tendencias de consumo en jóvenes de 14 a 25 años. Madrid: Observatorio del Ocio y Entretenimiento Digital