5 claves para evitar los celos entre hermanos
Hacer partícipes a los niños del cuidado de su nuevo hermanito, dedicarles tiempo de forma exclusiva y reconocer sus destrezas son algunas de las estrategias con las que podemos gestionar, adecuadamente, la envidia entre hermanos
Los celos entre hermanos resultan ser una situación frecuente en muchas familias, que van ligados a numerosos cambios comportamentales y llamadas de atención…pero, ¿qué podemos esperar? Los niños pasan de la exclusividad, de ser el centro de atención de sus padres, de tener todos sus juguetes para ellos solos e, incluso, su propia habitación a tener que compartirlo todo tras la llegada del nuevo miembro. No obstante, está de nuestra mano que esos celos, hasta cierto punto, comprensibles se minimicen o acaben convirtiéndose en un problema.
A continuación, les exponemos algunas claves para conseguir reducirlos:
- Atender sus demandas: es usual que los busquen atención y quieran jugar o ser escuchados mientras atendemos a su hermano o hacemos cualquier otra actividad, ya sea de ámbito doméstico o laboral. Ante esta circunstancia, podemos posponer su petición (“en cinco minutos, cuando mamá acabe esto, nos ponemos a leer ese cuento que tanto te gusta”) o, bien, hacerle partícipe de la tarea que estemos haciendo, en el caso que nos ocupa, del cuidado del bebé, como ya explicaremos más adelante (“si quieres, puedes ayudarme a cambiar al hermanito y, luego, cuando ya esté limpito, nos ponemos a leer el cuento”). De este modo, el pequeño se siente útil y, lo más importante, pasa tiempo con nosotros. En ningún caso, debemos negarle atención ni colaboración ni mucho menos justificarnos con que estamos haciendo algo al bebé, ya que, así, lo único que conseguiríamos es sembrar el rechazo hacia su hermano.
- Buscar tiempo para dedicarles individualmente: con la llegada de un nuevo hijo, es de esperar que ya no se pueda dedicar todo el tiempo deseado al mayor. Es decir, ya los tiempos de juego con él y de atención, en general, se ven reducidos. Sin embargo, es importante que mantengamos un espacio para cada uno con el fin de que el niño sienta que, aunque la situación haya cambiado, continúa siendo especial y querido por sus padres.
- Evitar las comparaciones: debemos partir de la base de que cada niño es diferente y, por tanto, no tiene porqué contar con las mismas habilidades que su hermano. Por ejemplo, el pequeño puede ser bueno en los estudios y no destacar en el deporte mientras que, a su hermano, puede ocurrirle todo lo contrario. Dicho esto, como padres, la opción más acertada sería destacar las habilidades con las que cada uno cuenta sin menospreciar al otro.
- Fomentar el vínculo entre ellos: propicia momentos de juego o experiencias entre ambos hermanos, sin la participación de ningún adulto. Con ello, conseguimos que cultiven la complicidad, la estima y, por consiguiente, el cuidado mutuo.
- Promover la participación en los cuidados del otro: en el caso de que los celos aparezcan en los primeros meses de vida de un nuevo miembro de la familia, es importante involucrar a los niños en su cuidado (la comida, el baño, el cambio de pañal, etc.) y alentarles a su aprecio. De esta manera, conseguiremos que el pequeño lo perciba como una responsabilidad, como alguien que requiere de su cuidado.