Cómo controlar la ansiedad en el confinamiento por COVID-19
Si modificamos nuestros pensamientos por unos basados en datos objetivos, lograremos un mayor control sobre nosotros mismos, sobre nuestras emociones y sensaciones corporales
La ansiedad, tal y como ya hemos explicado alguna vez, es un mecanismo adaptativo, que nos ayuda a dar respuesta a una situación amenazante. ¿Por qué hablar de ella? La respuesta es muy sencilla. En las últimas semanas, estamos viviendo una situación totalmente nueva e inesperada para nosotros, un cambio radical en nuestras vidas, en nuestro día a día. Además, ese cambio implica el aislamiento, la distancia entre familiares y amigos y el confinamiento en nuestras casas. Todo ese cúmulo de situaciones puede dar lugar a diversas sensaciones. Entre ellas, la ansiedad.
Hasta cierto punto, es normal que aparezca, pero… ¿qué pasa si lo hace de manera recurrente? ¿Qué sensaciones tendré? Pues bien, a nivel emocional, será frecuente el miedo, la incertidumbre, la sensación de falta de control y el agobio en sí mismo. Por su parte, a nivel somático, podríamos notar problemas para conciliar y mantener el sueño, un incremento de la frecuencia cardiaca, sudoración extrema y/o malestares estomacales. Todo ello, acompañado de inquietud motora y dificultades para poder mantener una conversación adecuadamente. Esto es: podríamos quedarnos en blanco, repetirnos o tener inconvenientes para expresar lo que sentimos o pensamos.
Ansiedad y coronavirus
Dicho esto, ¿qué puedo hacer si presento algunos de estos síntomas?
- Manejar los pensamientos: debemos tomar conciencia de ideas y creencias molestas que nos vayan apareciendo y valorar si tenemos datos suficientes y objetivos que las apoyen. De no ser así, estaríamos ante un pensamiento desadaptativo con el que mantendríamos ese malestar. Para que eso no ocurra, deberemos modificarlo por un pensamiento más acorde a los datos reales con los que contamos. Este ejercicio es fundamental dado que los pensamientos resultan ser el detonante de nuestras emociones y, al mismo tiempo, de nuestra conducta.
Ansiedad y coronavirus
- Aceptar las sensaciones corporales: en este caso, deberemos dejarlas fluir, dado que, en caso de querer ponerles freno, lo único que conseguiríamos sería incrementar nuestra incomodidad. Centraríamos nuestra atención en esas sensaciones, provocando un mayor grado de agobio y sensación de descontrol y, peor aún, aumentaríamos esas respuestas corporales indeseadas.
- Hacer respiraciones profundas: con ellas, lograríamos una respiración consciente y mejoraríamos la frecuencia cardiaca y las demás funciones corporales. Para hacerlas, cogeremos aire, profundamente, por la nariz, llenando por completo nuestros pulmones, y lo soltaremos lentamente por la boca varias veces.
- Disponer de tiempo propio: es necesario que contemos con momentos para nosotros, para hacer lo que nos apetezca y nos guste. Sin presión, sin obligaciones. En muchos casos, puede ser complicado si tenemos niños en casa pero es posible que podamos buscar ese ratito con la ayuda de nuestra pareja.
- Mantener unos hábitos saludables: es decir, tener una dieta sana y equilibrada y una rutina de sueño, respetando los horarios usuales. Ello, a poder ser, acompañado de algún tipo de ejercicio físico.
No obstante, si a pesar de estas pautas, ves que tu sintomatología se incrementa o, simplemente, deseas recibir ayuda profesional. No dudes en contactar con tu psicólogo de referencia.