¿Qué es la agorafobia?
¿Evitas salir de casa o estar solo por temor a que te ocurra algo y no haya nadie para socorrerte? De ser así, es posible que tengas agorafobia
La agorafobia es un trastorno de ansiedad caracterizado por miedo y/o evitación de situaciones y lugares considerados peligrosos. Además, dicha evitación responde a un pensamiento: no se podrá disponer de ayuda ni escapar en el supuesto de que haya un incidente o se sufra un ataque de pánico. De entre los temores más frecuentes, encontramos: salir de casa solo, ir en transporte público o las aglomeraciones.
Cabe señalar que, en caso de verse expuesta, la persona experimenta miedos desproporcionados y altos niveles de ansiedad, que le hacen huir a una zona en la que se sienta segura. De esta forma, refuerza las conductas de evitación y/o escape y, en consecuencia, comienza a restringir su vida: deja de visitar a su familia, de salir con amigos, de acudir al trabajo, de hacer la compra…hasta el punto de estar permanentemente en su vivienda y hacerse dependiente de otras personas. Es decir, el individuo termina haciendo del trastorno un estilo de vida, adaptándose a sus miedos y haciendo que su mundo gire en torno a ellos. Pero, ¿sabes qué se puede hacer para hacerle frente?
- Cambiar pensamientos: es conveniente que reflexionemos sobre la veracidad de las ideas que nos rondan (en relación a la peligrosidad del entorno) y que las sustituyamos por otras más sensatas.
- Centrar la atención en el objetivo: ante una aproximación a un escenario que consideremos peligroso, debemos centrarnos en lo que estamos haciendo y restar importancia a esas sensaciones propias de la ansiedad, que nos envuelven. De no ser así, lo único que conseguiremos será incrementarlas.
- Enfrentar situaciones temidas: podemos hacer una jerarquía de situaciones y empezar a exponernos, inicialmente y de manera gradual, a aquellas que menos nos afecten. Así, lograremos tolerar ciertos niveles de ansiedad y, por tanto, sentir control.
- Reforzar los avances: la exposición a nuestros miedos, el control de nuestros pensamientos, etc. El cambio no llega de un día para otro pero es importante que reconozcamos nuestras mejoras, por pequeñas que nos puedan parecer, con el fin de motivarnos y corroborar que somos capaces de vencer la agorafobia.
No obstante, a pesar de estas recomendaciones, si nos identificamos con esta sintomatología, lo mejor es que pidamos ayuda a un profesional antes de que la situación nos sobrepase y/o interfiera significativamente en los diferentes ámbitos de nuestra vida.